EUROPA
PRESS
22 mayo
2021
Lo
que debes saber sobre las reacciones a las vacunas (no solo de COVID-19)
Las vacunas son un medicamento más.
Sean las que sean, frente a la infección de coronavirus SARS-CoV-2 o frente a
la gripe, por ejemplo, y pueden dan reacción, aunque generalmente de carácter
leve. No obstante, si no fueran seguras no se aplicarían.
Aquí no hay que olvidar que todos los medicamentos, sean
vacunas o no, han sido testados en numerosos ensayos científicos y cuentan con
el visto bueno de las agencias reguladoras de medicamentos porque se ha visto
que son seguras y eficaces. Una vez en el mercado, además, todas se encuentran
en lo que se conoce como el ‘sistema de farmacovigilancia’, donde
cualquier efecto adverso es notificado y controlado de cerca.
Pablo Aldaz es médico de familia y portavoz del Grupo de
Vacunas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) y
así nos lo cuenta en una entrevista con Infosalus.
De hecho, subraya que para que un medicamento, como una vacuna,
pueda salir al mercado, debe contar con la aprobación de las agencias
reguladoras de medicamentos (EMA, la europea; AEMPS, la española), y para ello
contar con un prospecto o ficha, donde figura la frecuencia de las reacciones
que pueden aparecer tras la toma o inoculación del medicamento.
“La inmensa mayoría de reacciones o de efectos
secundarios son leves o moderados y raros. Si se han comercializado es porque
han portado certificados de seguridad suficiente. Si no se retiran y no salen
al mercado”, precisa este experto.
De hecho, pone de ejemplo que la AEMPS publica
periódicamente la notificación de efectos adversos de vacunas sobre COVID-19, y
vamos por la quinta notificación. “Hasta ahora, a finales de abril se
registraron 17.000 de acontecimientos adversos, el 80% notificado por el
profesional sanitario, y otro 20% por iniciativa ciudadana. Hablamos de un
censo vacunado de 14 millones de vacunas solo de COVID, con una salvedad con
estas vacunas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen), que estamos hipervigilantes y que no se nos escapa ninguna”,
sostiene.
Estas suelen los efectos secundarios de las vacunas
El doctor Aldaz apunta así que lo más frecuente es que, de
provocarlos, las vacunas generen efectos secundarios leves, como dolor en el
sitio de la punción o bien enrojecimiento en la zona, edema o hinchazón.
“De hecho, al poner más de una vacuna se debe indicar en qué lado se ha
puesto para saber cuál ha dado reacción local”, precisa. A su vez,
mantiene que otros efectos adversos leves de las vacunas, aunque no tan
frecuentes como los anteriores, son la fiebre, el malestar general, o el dolor
de cabeza.
“Con las vacunas COVID se detecta todo, pero se están
registrando pocos efectos adversos en relación con las vacunas que se han
puesto”, avisa este especialista de la SEMFYC y director del Centro de
Salud de San Juan de Pamplona.
En cuanto a si los efectos secundarios que están teniendo
las vacunas COVID a nivel general son los mismos que los de las vacunas
corrientes ya en marcha en el calendario vacunal, el responsable del grupo de
vacunas de la SEMFYC indica que sí.
De hecho, precisa que la AEMPS ha publicado las tablas con
los efectos adversos notificados y las décimas de fiebre es lo más frecuente en
la vacunación COVID (el 40%), mientras que el 30% el dolor cabeza; el 22% el
dolor muscular; el 15%, el dolor en la zona de la punción; el 12% el malestar
general; náuseas en un 9%, así como escalofríos y fatiga; mientras que artralgias
o dolores articulares un 8% de casos.
¿Qué podemos hacer si tenemos reacción leve a una vacuna?
Con todo ello, este médico de familia y coordinador del
Grupo de Vacunas de la SEMFYC destaca que la población no debe tener miedo de
vacunarse, dado que “la inmensa mayoría de las personas no van a tener
efectos secundarios”.
“No recomendamos por sistema tomar medicamentos, ni
paracetamol, ni ibuprofeno, ni 'Aspirina' o corticoides por si se hacen trombos
con la vacunación frente a la COVID-19. Si la reacción es a nivel local,
ponerse hielo en la zona y desaparecerá el malestar”, apunta.
El doctor Aldaz añade que, en el caso de que se trate de una
reacción general, se debe tomar paracetamol “cuanto antes, en cuanto
empiecen los síntomas de fiebre”. Si estos duran más de 3 días subraya
que se debe “desconfiar” que se trate de una reacción a una vacuna
(que durará como máximo 1-2 días), y pueda tratarse de una enfermedad. En estos
casos también sostiene que debe consultarse con el médico de atención primaria.
¿Cuándo acudir a Urgencias por reacción ante una vacuna? El médico
de familia indica en este punto que las reacciones graves son los cuadros
anafilácticos de alergia generalizados, y son muy raros.
“Se detectan en el mismo momento de ponerse la vacuna,
por eso se hace esperar 15 minutos a los que se ponen la vacuna. Cuando la
reacción es un poco más alérgica, pero menos grave, una urticaria o similar, se
debe consultar al médico para que se ponga la medicación adecuada. Y por
reacciones de fiebre, de dolor de cabeza y de dolores musculares generalmente
si ceden con paracetamol no pasa nada, pero si pasan dos días sí se debe
consultar con el médico”, incide el también miembro del Comité asesor de
vacunas de FACME.
Síntomas de tromboembolismo con vacunas
Precisamente, desde FACME indican que los profesionales
sanitarios deben estar alerta a los signos y síntomas de tromboembolismo en
pacientes con antecedente reciente (entre 3-21 días) de vacunación con vacunas
vectorizadas con adenovirus (AstraZeneca o Janssen).
En el caso de posibles trombosis de senos venosos cerebrales
(TSVC), una “cefalea diferente de las habituales” según distingue,
estás se caracterizan por:
·
Inicio rápidamente progresivo o presentación súbita, localización
unilateral estricta o bilateral, empeoramiento con el decúbito, interrupción
del descanso nocturno, empeoramiento con Valsalva o ejercicio, resistencia al
tratamiento sintomático, empeoramiento progresivo, y/o paciente que busca
asistencia médica repetida por este motivo.
·
La cefalea puede acompañarse de: vómitos de repetición,
crisis epilépticas, alteración del comportamiento, episodios confusionales, síntomas
visuales persistentes, alteración de la marcha, perdida de fuerza o
sensibilidad, edema de papila, hemiparesia, hemihipoestesia,
alteración oculomotora, dismetría o ataxia, afasia o disartria, bajo nivel de
consciencia.
En el caso de trombosis venosa esplácnica: dolor abdominal,
habitualmente de curso subagudo (también agudo), difuso y cólico, puede acompañarse
de nauseas, vómitos y diarrea o fiebre. En caso de trombosis venosa profunda de
extremidades inferiores: tumefacción dolorosa de la extremidad (unilateral o
bilateral); y en el de tromboembolismo: disnea, habitualmente de inicio súbito,
y dolor costal de características pleuríticas, así como expectoración
hemoptoica.